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El fruto del Vaticano II después de 60 años: la transformación de la Iglesia católica en una pseudo-Iglesia de la Nueva Era /3.ª parte/

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En la parte anterior, analizamos la declaración Nostra aetate del Vaticano II. No solo contiene herejías explícitas, sino que también encierra el espíritu del paganismo. Ahora continuaremos con su análisis y concluiremos con algunas citas de la declaración herética Dignitatis humanae.

Cita de Nostra aetate: «Así, en el hinduismo los hombres investigan el misterio divino… Buscan refugio en Dios con amor y confianza».

Parece que los teólogos del Concilio no sabían que los hindúes no adoran al único Dios Creador, sino que buscan refugio en vacas, serpientes y otras alimañas como su dios con amor y confianza. Ahora bien, es cierto que «los dioses de los paganos son ídolos» (Sal 96, 5).

Cita de NA: «En el budismo se enseña el camino por el que los hombres, con espíritu devoto y confiado pueden adquirir el estado de perfecta liberación o la suprema iluminación, por sus propios esfuerzos apoyados con el auxilio superior».

Todos los hombres están esclavizados por el pecado original y solo pueden conseguir el perdón de los pecados, la perfecta liberación y la suprema iluminación a través de Jesucristo mediante la conversión, el arrepentimiento y el seguimiento de Cristo. Por sus propios esfuerzos o con el auxilio superior, que en el paganismo significa mediante la ayuda de los demonios o del ángel de luz, el diablo, solo pueden alcanzar una iluminación supremamente falsa y una falsa liberación.

La reencarnación niega al Dios personal y verdadero, al alma humana inmortal, al pecado, al juicio de Dios, a la muerte redentora de Cristo por nuestros pecados, al cielo y al infierno. El koan no es iluminación, sino la ofuscación de la conciencia y de la razón. El nirvana y la supuesta iluminación conducen a la posesión demoníaca. Esta posesión no se manifiesta por dar gritos o echar espuma por la boca, sino por el odio, la crueldad y la obstinación hacia Cristo y la verdad del Evangelio. Los mártires cristianos se enfrentaron cara a cara a esta posesión demoníaca de los paganos que los torturaban inhumanamente obligándolos a renunciar a Cristo.

Cita de NA: «Así también las demás religiones… proponen caminos, es decir, doctrinas, normas de vida y ritos sagrados».

En sus llamados ritos sagrados, las pseudoreligiones paganas no sacrifican a Dios, sino a los demonios (1 Co 10, 20). ¡Los mártires sacrificaron sus vidas antes que participar en los llamados ritos sagrados y renunciar así a Cristo! Los paganos sí proponen «caminos», doctrinas y normas de vida, pero que conducen a la perdición. Estos caminos son la antítesis del verdadero camino a la salvación, que está en Jesucristo, el Salvador de la humanidad.

Cita de NA: «La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero».

¿Por qué el documento no indica específicamente qué hay santo y verdadero en las pseudoreligiones paganas? ¿La adoración a los demonios en animales: vacas, serpientes o ratas?

Santo Tomás de Aquino dice: «Es ilícito que nos dejemos instruir por el diablo».

Cita de NA: «Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas…».

Si la Iglesia considera con sincero respeto, pero sin verdadera crítica, los modos de obrar, debe admirar el embadurnarse con boñiga de vaca o beber orina de vaca, pues la vaca se considera una diosa. Esto no solo es señal de pérdida de juicio y razón, sino sobre todo de pérdida de la fe salvadora. La diferencia entre paganismo y cristianismo queda expresada en las Escrituras: «¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial?» (2 Co 6, 14-15)

Cita de NA: «… (los cultos paganos) no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres».

Las pseudoreligiones paganas —los cultos— no reflejan la Verdad, sino que la niegan pertinazmente. Detrás del paganismo no está el Espíritu de verdad, el Espíritu de Dios, sino el espíritu de mentira y muerte, el diablo. Este espíritu no ilumina, sino que engaña a todos los hombres que no aman la verdad.

Las formulaciones utilizadas por los autores de Nostra aetate son heréticas y manipuladoras y contradicen el espíritu de las Escrituras y de la Tradición.

El hecho es que Nostra aetate contiene herejías manifiestas contra el primer mandamiento (Dt 5, 6-9) y contra toda la tradición cristiana. La prueba son los perniciosos frutos que se observan 60 años después del Concilio.

Las siguientes citas son de otro documento del Vaticano II, Dignitatis humanae. Todo el documento es un fraude. La terminología es deliberadamente ambigua para disfrazar la mentira y presentarla en términos positivos. Es una maniobra para hacer imposible determinar qué promueve el documento, aunque sus autores lo saben muy bien. Solo años más tarde estamos recogiendo frutos mortales de estos documentos del Vaticano II.

El documento utiliza intencionadamente términos como «religión» y «los hombres» en vez de «Iglesia católica» y «católicos». Los católicos, sin embargo, dan por sentado que el término «religión» es sinónimo de la Iglesia católica. En realidad, se empleó la palabra «religión» para crear las condiciones para la invasión de territorios cristianos por todos los cultos paganos.

Cita de Dignitatis humanae: «El derecho a la libertad religiosa permanece también en aquellos que no cumplen la obligación de buscar la verdad».

El documento del Vaticano II otorga el derecho a la libertad a los cultos y sectas paganas que no cumplen la obligación de buscar la verdad. ¿A qué clase de libertad se refiere? A la libertad de sembrar impunemente la anarquía y el crimen. ¿Cuál es el impacto de esta pseudolibertad? A los cristianos ya no se les permite mostrar su fe y tradiciones cristianas en público en su propio territorio, para no ofender supuestamente la sensibilidad religiosa de los no cristianos y coartar su libertad. Se acusa a los cristianos de extremismo, fanatismo y fundamentalismo, y ahora se utilizan contra ellos las llamadas leyes contra la discriminación. La predicación de las verdades del Evangelio se castiga como discurso del odio. Este es el fruto del espíritu y de los documentos del Vaticano II.

Cita de DH: «… y del diálogo, por medio de los cuales unos exponen a otros la verdad que han encontrado o creen haber encontrado».

¡Fue una tragedia que el Concilio no distinguiera entre la verdad y la mentira! ¡Degradó completamente la verdad del Evangelio mezclándola con mitos paganos! Obviamente, no puede haber diálogo entre la verdad y la mentira, por lo que es un sinsentido lo que afirma el documento señalando que unos hombres exponen a otros la verdad que han encontrado o creen haber encontrado. La verdad del Evangelio, que nos asegura la salvación, es diametralmente opuesta a los falsos mitos paganos que arrastran las almas a la perdición. Si alguien persiste en una mentira y se obstina en creer que ha encontrado la verdad, es difícil dialogar con esa persona. Por desgracia, este pseudodiálogo ha sustituido a la verdadera misión y, además, ha allanado el camino para la antimisión del paganismo en la Iglesia.

Cita de DH: «Pero en la divulgación de la fe religiosa y en la introducción de costumbres hay que abstenerse siempre de cualquier clase de actos que puedan tener sabor a persuasión inhonesta…».

Bajo la noción manipuladora de persuasión inhonesta, la tarea de la Iglesia, a saber, la misión, que consiste en salvar las almas inmortales, ¡está en realidad prohibida! A la misión se le ha llamado peyorativamente «persuasión» o «proselitismo». La verdadera misión es liberar las almas del poder de las tinieblas y de Satanás (cf. Hch 26). Es un disparate exigir que ni siquiera tenga sabor a persuasión inhonesta. Resulta paradójico que se prohíba la introducción de costumbres cristianas que encarnan la fe, mientras que las supersticiones y mitos paganos se consideran una cultura intocable.

Muy a menudo, los misioneros se convirtieron en mártires de la verdad del Evangelio. Si san Pablo y los apóstoles hubieran seguido las directrices y el espíritu del Vaticano II, el cristianismo habría sido cortado de raíz. Pero ese es, de hecho, el objetivo oculto del Vaticano II: la desaparición del cristianismo y la transformación de la Iglesia en una anti-Iglesia de la Nueva Era. Hoy en día, el pseudopapa Francisco ya lo está completando en el espíritu del Vaticano II.

Cita de DH: «… que no se prohíba a las comunidades religiosas manifestar libremente el valor peculiar de su doctrina».

¡Qué manipulación! Por un lado, el Concilio prohíbe a los cristianos introducir prácticas cristianas en la divulgación de la fe, ya que esto podría tener sabor a persuasión inhonesta, pero, por otro lado, no se debe prohibir a los paganos que manifiesten libremente el valor peculiar de su doctrina. ¿Cuál es este valor peculiar que no se debe prohibir? Se trata del poder demoníaco. Es el poder de la mentira y de las prácticas ocultistas vinculadas a él, que incluyen la superstición, diversas formas de adivinación, magia blanca y negra, sacrificios a los demonios e incluso sacrificios humanos. Los aztecas abrían el pecho de unos 20 000 cautivos vivos cada año y sacrificaban sus corazones a los demonios. Estas son las tradiciones paganas que manifiestan el valor peculiar del poder demoníaco de la muerte. Los cultos paganos están relacionados con la música satánica, las drogas, el trance y el crimen. Este valor no lo deben prohibir los cristianos, sino que debe manifestarse libremente, como manda el Concilio Vaticano II.

Esto es una prueba más acerca del espíritu suicida del Vaticano II. Resiste al Espíritu de verdad, al Espíritu Santo y a la salvación de las almas, y promueve una pseudoespiritualidad demoníaca que mantiene a las almas en la oscuridad y las sumerge en la perdición eterna. El Señor Jesús dijo al apóstol Pablo: «Te libraré de los paganos, a los cuales ahora yo te envío para abrir sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios, para que reciban perdón de pecados por la fe en mí» (Hch 26, 17-18). Detrás de las Escrituras está el Espíritu de Dios, el Espíritu de verdad, en contraposición al Vaticano II, detrás del cual está el espíritu de mentira y muerte. En lugar de la misión cristiana, el Concilio Vaticano II promueve la antimisión del paganismo en la Iglesia. Su objetivo es transformar la Iglesia en una anti-Iglesia de la Nueva Era con el espíritu del Anticristo. El pseudopapa Bergoglio, que se ha excomulgado a sí mismo de la Iglesia de Cristo, está a la cabeza de esta anti-Iglesia.

 

+ Elías

Patriarca del Patriarcado católico bizantino

+ Metodio OSBMr           + Timoteo OSBMr

Obispos secretarios

 

12 de enero de 2025

 

Descargar: El PCB: El fruto del Vaticano II después de 60 años: la transformación de la Iglesia católica en una pseudo-Iglesia de la Nueva Era /3.ª parte/ (12-01-2025)

 

 

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