El PCB: Participantes del VII Congreso de religiones en Kazajistán, ¡manos al corazón! /2.ª parte: Budismo/
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En la primera parte hablamos de la esencia del cristianismo, ahora brevemente del budismo.
Los propios budistas están de acuerdo con la caracterización del budismo, que dice que el budismo es una religión sin Dios que adora a una variedad de deidades.
El budismo rechaza radicalmente a Dios, el Creador del mundo. El ideal del budismo es el aniquilamiento total del mundo y, sobre todo, el aniquilamiento de la existencia individual: la autodestrucción. Hacia esto tiende la implantación masiva de microchips hoy en día.
La mujer, como portadora de nueva vida, es odiada en el budismo, cuyo objetivo es la destrucción de la vida. Ninguna religión es tan hostil y desdeñosa hacia las mujeres como el budismo. En toda la masa de sus leyendas, el budismo no deja de representar a la mujer como algo abominable.
El budismo también tiene una actitud completamente negativa hacia la agricultura, diciendo que «nada mata tanto a los insectos como la agricultura».
El budismo adora a más de 30 millones de deidades. La excepción es el único Dios, el Creador y Salvador, a quien los budistas se niegan a aceptar. Los budistas son ateos y adoradores de demonios al mismo tiempo. La mayor paradoja son las llamadas reuniones interreligiosas, donde los cristianos liberales afirman sugerentemente que todos tenemos un solo Dios. Esto es manipulación. Sí, hay un Dios que creó todo, pero los budistas lo niegan.
En 1986, el papa Juan Pablo II rezó con los budistas en Asís, donde también estaba presente el dalái lama, quien es venerado como un dios reencarnado.
Sr. S. M., ex devoto del dalái lama, ha ofrecido un testimonio estremecedor sobre el budismo tibetano:
Yo era budista. Al repetir el mantra, un budista está llamando demonios y diablos para que entren en su cuerpo. La práctica más conocida del budismo tibetano —el llamado chöd— se realiza en sus lugares de enterramiento que, de hecho, son los campos de cadáveres humanos, de cuerpos arrojados a los buitres. Lo mismo hace la persona que medita en su imaginación; sin embargo, en lugar de a los buitres arroja trozos de carne de su cuerpo a los demonios y deidades budistas. Practiqué este tipo de meditación en el dzogchen, cuyo texto es: «Os sacrifico mi cuerpo, carne, coágulos de sangre, corazón y cerebro, me corto el cráneo y os lo arrojo todo».
El budismo tibetano es una gran mentira de Satanás. El dalái lama, al igual que el panchen lama o el karmapa, son lamas que han sido médiums de los espíritus malvados desde la infancia. El nirvana es un gran engaño del demonio, un ángel de luz (cf. 2 Co 11, 14).
Budismo y el llamado zen cristiano
El budismo zen se originó en el siglo VII. Las artes marciales como el yudo, el aikido y otras se basan en el zen. Al comienzo de la meditación intensiva, los discípulos del zen deben resolver acertijos absurdos: koans. El propósito del zen es eliminar el pensamiento normal y saludable así como la conciencia humana: la voz de Dios en nosotros. Todo el sistema se basa en el orgullo y el engaño demoníacos que explotan la naturaleza humana corrupta y desarrollan la fuente del mal en nosotros: el pecado original. A través de la meditación, el alma se une a este poder de la serpiente, el pecado en nosotros, y así se une al espíritu de la mentira y de la muerte, el diablo (Jn 16, 11).
Hay diferencias insalvables entre el budismo y el cristianismo: el cristianismo cree en un Dios Creador, que es un Dios personal. El cristianismo ve al hombre como un ser necesitado de salvación e incapaz de salvarse a sí mismo. El budismo, por el contrario, no cree en Dios como el Creador y un Dios personal. Además, dice que el hombre puede salvarse por sus propias fuerzas. Cree que esta salvación se alcanza en el llamado nirvana. Pero esto es un gran engaño.
¡Se afirma que «la redención es el reconocimiento de que todo es uno!». Esto solo puede nacer en la cabeza de aquellos que han perdido el sano sentido de discernir la realidad, es decir, el bien y el mal. Tal filosofía lleva a la desintegración total del individuo y la sociedad, a la pérdida del sentido común, a la instauración de la ley de la selva y del infierno en la tierra. El infierno es un lugar para aquellos que rechazaron el Amor y la Verdad, y creyeron una mentira fundamental de que todo era uno. Una vez que sus ojos se abran allí, será demasiado tarde.
¿Qué significa la redención para un cristiano? «Dios nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado, en quien tenemos redención: el perdón de los pecados» (Col 1, 13-14). Así que es Dios quien nos ha liberado —redimido—, y no el camino falso de las meditaciones budistas zen. En Él, es decir, en Cristo, tenemos la redención y el perdón de los pecados, ¡y en nadie ni en nada más! Nirvana es un engaño demoníaco. Detrás de la falsa iluminación en el budismo hay el ángel de luz, ¡Lucifer!
El budismo no reconoce a Dios Creador y rechaza a Jesús como el Redentor. A través de las fábulas del karma, la reencarnación y el nirvana releva al hombre de la responsabilidad moral y le da falsas esperanzas en otras formas de vida (animales, pájaros, reptiles, insectos). Sin embargo, después de la muerte uno recibirá o la recompensa eterna o el castigo eterno. La reencarnación niega las verdades fundamentales del cristianismo: un Dios personal, un alma inmortal, el pecado, Jesús como Redentor, el cielo, el infierno.
Artes marciales: Hoy estamos presenciando la misión masivísima del budismo en los países antiguamente cristianos. Ahora no hay una sola ciudad donde las artes marciales no se promocionen. Las artes marciales distan mucho de ser un mero deporte. Están relacionadas con las meditaciones budistas que conducen a los cristianos a la apostasía de Cristo. La popularización masiva comenzó hace unos 50 años a través del cine, literatura y exhibiciones.
Prácticas ocultistas: adivinación y magia. Estos incluyen, por ejemplo, la llamada adivinación «I Ching», los horóscopos del zodiaco chino, etc.
Curación mágica: La acupuntura, la acupresión y los masajes chinos parten de la teoría de las llamadas energías positivas y negativas, el yin y el yang, y los llamados meridianos.
Bonsáis es una forma de decoración oculta de jardín. Se cree que los espíritus de los antepasados fallecidos viven en los bonsáis.
Arte chino: dragones chinos, símbolos de demonios en tapices o en porcelana, tatuajes de dragones y símbolos ocultos en el cuerpo, estatuas de Buda, varitas de incienso, campanas de viento tibetanas, feng shui, la llamada decoración del hogar con ranas, tortugas, elefantes, etc., a los que se les atribuye poder mágico. Todo esto tiene raíces ocultistas y hoy se convierte en parte de la vida de los cristianos desinformados.
Casas de té: Se pueden encontrar en casi todas las ciudades. Muchos de los tés tienen propiedades estupefacientes y causan adicción. Beber té está relacionado con un cierto ritual oculto o con la meditación.
Los teólogos católicos adormecen la conciencia cristiana con frases engañosas. Muchos monjes católicos han sustituido la verdadera misión por la antimisión: la Iglesia se abre al budismo (por ejemplo, javerianos en Italia, benedictinos, jesuitas…).
En 1998, un monje budista birmano murió en Myanmar. Al funeral asistieron cientos de monjes y familiares del muerto. Justo cuando el cuerpo estaba a punto de ser incinerado, el monje muerto se incorporó de repente y gritó: «¡Todo es una mentira! Vi a Buda y a muchos otros hombres santos budistas. ¡Todos estaban en un mar de fuego!».
El monje continuó insistiendo: «Debemos escuchar a los cristianos; ¡ellos son los únicos que conocen la Verdad!». Los hechos conmocionaron a toda la región. Más de 300 monjes budistas se hicieron cristianos y comenzaron a estudiar la Biblia. El hombre resucitado continuó advirtiendo a todos que creyeran en Jesucristo, porque Él es el único Dios verdadero. Poco después de eso, el monje desapareció.
Siete contrastes entre el cristianismo y el budismo
Las falsas enseñanzas del budismo mantienen en tinieblas a millones de almas y las arrastran a la perdición temporal y eterna. Detrás de todo el sistema engañoso no está el Espíritu de verdad y de vida, sino el espíritu de mentira y de muerte. Millones de almas anhelan la verdad y la salvación. El Concilio Vaticano II, sin embargo, con la declaración Nostra Aetate, abolió, en efecto, la misión y abrió la puerta a una antimisión suicida llamada diálogo interreligioso. Por tanto, los prelados eclesiásticos deben arrepentirse y llamar al Concilio Vaticano II por lo que fue y lo que es, es decir, herético. El clero debe renunciar a la herejía del modernismo, que ha envenenado a la Iglesia a través del método histórico-crítico. Solo entonces podrán restablecer la verdadera relación con Dios y comenzar la reevangelización interna. Mediante la predicación del Evangelio de Cristo, pueden entonces, en el poder del Espíritu Santo, comenzar una misión salvadora en las regiones que están bajo el dominio del budismo y el hinduismo. Quienes acepten a Jesucristo, el único Salvador, recibirán el perdón de los pecados y la vida eterna.
+ Elías
Patriarca del Patriarcado católico bizantino
+ Metodio OSBMr + Timoteo OSBMr
obispos secretarios
4 de septiembre de 2022