Saltear al contenido principal

Primacía papal e infalibilidad

Lvov (Ucrania), 17 de agosto de 2013

Secretaría de Estado del Vaticano

La infalibilidad papal, como ha sido comprendida hasta ahora, ha sido destruida. Los fieles católicos siempre han estado convencidos de que el Papa no puede proclamar herejías de ninguna manera. Un cierto teólogo dijo que si el Papa estuviera a punto de proclamar herejías, un ladrillo caería antes sobre su cabeza. Por desgracia, ningún ladrillo cayó y los tres últimos Papas han proclamado herejías.

En la historia del papado, Honorio I fue declarado hereje póstumamente porque había guardado silencio sobre la extensión de la herejía del monotelismo.

En 1870, el Concilio Vaticano I promulgó el dogma de la infalibilidad papal.

Por su gesto en Asís, el Papa Juan Pablo II comprometió una de las herejías más graves. Él de hecho colocó el cristianismo en el mismo nivel que las religiones paganas. Debido a su silencio, este Papa también fue responsable de la extensión masiva de las herejías del método histórico-crítico.

El Papa Benedicto XVI beatificó a Juan Pablo II, que era un hereje.

El actual pseudo Papa Francisco, de hecho, aprobó la inmoralidad homosexual, que destruye de raíz todos los valores morales, espirituales y cristianos.

Estos papas negaron la esencia del ministerio de Pedro.

Visión bíblica de la primacía de Pedro

Jesús le dijo a Pedro: “Cuando te hayas arrepentido y vuelto hacia mí, confirma a tus hermanos en la fe.” Pedro traicionó a Cristo tres veces, pero se arrepintió y lloró amargamente. Después de Pentecostés proclama que Jesús es verdadero Dios, que no hay salvación en ningún otro. Está encarcelado y azotado. En otra prisión es vigilado por cuatro guardias y escapa de la muerte por milagro. Finalmente, muere en una cruz vergonzosa en Roma como testigo de Jesús.

El ministerio de la protección de la fe es esencial para la Iglesia y fue establecido por Cristo. Sin embargo, esto no significa que alguno no pueda traicionar a Cristo y al Evangelio y que esté protegido contra cualquier herejía, incluso en contra de su voluntad. Jesús le dijo a Pedro que él era la roca después de confesar, guiado por el Espíritu Santo, que Jesús era el Mesías. Poco después le dijo a Pedro: “¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.” Esto se aplica plenamente a los tres últimos Papas que traicionaron a Cristo y, a diferencia de Pedro, no se arrepintieron.

El ministerio de Pedro en la Iglesia nunca puede contradecir las verdades esenciales de la fe y la doctrina de los apóstoles. Pero la beatificación de Juan Pablo II se hizo en contradicción tanto de las verdades fundamentales de la fe como de la doctrina de los apóstoles.

El Patriarcado Católico Bizantino realiza esfuerzos en pro de la pureza del ministerio de Pedro en la Iglesia, de su retorno a las raíces bíblicas y a la tradición del primer milenio.

No debe existir ningún sistema de este tipo en la Iglesia que se ha separado de los cimientos de la fe y se escuda con la autoridad divina y de Cristo, o detrás de la autoridad de la Iglesia, como lo podemos ver hoy en día.

El Vaticano se ha convertido en una anti-roca que engaña a las personas y a las naciones. El Espíritu de Dios se ha apartado del Vaticano, como el Vaticano recibió el espíritu del anticristo por la apostasía en Asís, por sus herejías, por la homosexualidad y por la unidad con los francmasones. En Asís, Bartolomé –el ex patriarca de Constantinopla–, y en Astana, Kiril –el ex patriarca de Moscú–atrajeron el anatema de Dios sobre sí mismos, al igual que los últimos ex-Papas. La Palabra de Dios dice claramente: “Si alguien, o un ángel del cielo, os anunciara un evangelio diferente, sea anatema.” (cf. Ga 1:8-9)

¿Cuál era la práctica del primer milenio?

El Papa no interfirió en las Iglesias locales representadas por patriarcas. Prácticamente todos los asuntos fueron tratados por cada Patriarcado separadamente: protección de la moral, de la doctrina, la elección y consagración de obispos, la práctica litúrgica. Cuando el patriarca moría y el Patriarcado elegía uno nuevo, el recién elegido Patriarca publicaba el llamado synodicum. Él expresaba por escrito su unidad con la doctrina ortodoxa y enviaba el documento a los Patriarcas vecinos y al Papa. El Papa intervenía solamente en las situaciones en que habían algunas complicaciones relativas a la elección del nuevo Patriarca o en el caso de herejías.

 

+ Elías

Patriarca del Patriarcado Católico Bizantino

 

+ Metodio OSBMr         + Timoteo OSBMr

Obispos Secretarios

 

Copias a:

Obispados y monasterios católicos

Obispos y monasterios ortodoxos

Los medios de comunicación

 

 

Volver arriba