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El PCB: Ortodoxia y ortopraxis: los medios para renovar la Iglesia

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En la actualidad, ha comenzado a desarrollarse el debate en torno a la posible renuncia del pseudopapa Francisco. Al mismo tiempo, se oyen voces que dicen que Benedicto XVI es el papa legítimo. Sin embargo, la realidad es que la Iglesia se encuentra actualmente en estado de sede vacante. El archihereje Bergoglio niega las enseñanzas fundamentales, que son la condición para nuestra salvación, y quebranta las leyes morales al promover la idolatría y la sodomía. ¡Por lo tanto, no puede ser considerado cabeza legítima de la Iglesia! El obispo Schneider y otros prelados, sin embargo, lo declaran erróneamente papa legítimo.

La pregunta es si los cardenales, que mantienen la unidad de espíritu con Bergoglio, podrían elegir un papa ortodoxo. Es evidente que en el sistema apóstata actual, Bergoglio n.º 1 será sucedido por Bergoglio n.º 2 y n.º 3. E incluso si los masones aprobaran la elección de una figura moral, no permitirían que este nuevo papa se opusiera radicalmente al sistema del mal e iniciara una reforma de avivamiento. ¡El proceso de autodestrucción continuaría!

Por lo tanto, la solución hoy no es apoyar la estructura apóstata, porque ya es obvio que esta estructura está arrastrando almas a una anti-Iglesia de la Nueva Era.

Un modelo visible de esto es el proceso sinodal de Bergoglio, y especialmente el camino sinodal alemán, que aprueba el matrimonio sodomita y niega todas las verdades esenciales que conducen a la salvación. Ha eliminado por completo la base de la salvación: el verdadero arrepentimiento. El verdadero arrepentimiento consiste en dos cosas: la ortodoxia y la ortopraxis. Sin verdadera enseñanza no hay verdadera fe, y sin verdadera fe no hay salvación. La fe debe ser confirmada con el seguimiento de Cristo, y eso es ortopraxis. Se trata de guardar los mandamientos de Dios y de Cristo, de vivir por la fe. El justo vive por la fe.

A menos que la Iglesia experimente un avivamiento, un cristiano se salvará más fácilmente en alguna denominación protestante que, aunque niega el papado, ha conservado los fundamentos de la fe y la moral. Esta es la realidad, no la instrucción. Las instrucciones que damos es arrepentirse verdaderamente. Sin arrepentimiento no puede haber avivamiento espiritual ni salvación. Generaciones de sacerdotes formados después del Concilio Vaticano II han recibido, de acuerdo con el aggiornamento, un espíritu de antiarrepentimiento. Ya no distinguen el espíritu del mundo del Espíritu de Cristo, y han abrazado las herejías del método histórico-crítico que han socavado los fundamentos de la verdadera fe y de la moral. Como resultado de la repetición constante del mantra «Nostra aetate», han aceptado el sincretismo con el paganismo como algo natural. Pocos individuos han mantenido el Espíritu de Cristo y la verdadera distinción entre herejías y ortodoxia.

Hoy, la solución es separarse de la estructura apóstata. Esta estructura lleva a las almas a la perdición, pero paradójicamente las asusta con el cisma. Un católico que se separa de un papa inválido y acepta a un papa válido y verdaderamente católico no está en cisma.

La Iglesia de Cristo estará aquí hasta la segunda venida de Cristo, aunque como un pequeño rebaño en las catacumbas.

En 1054 se produjo el cisma, la separación de la Iglesia oriental de Roma. ¿Alguien afirmaría que la Iglesia católica con el espíritu del bergoglianismo está en mejor situación que la Iglesia ortodoxa sin el papado? Gracias al cisma, la Iglesia ortodoxa está actualmente en una situación mejor que la Iglesia católica después del Vaticano II y bajo el archihereje Bergoglio.

El cisma protestante se originó con la aparición de Martín Lutero a principios del siglo XVI. Infligió una herida más profunda, porque la santa misa y algunos sacramentos fueron abolidos. Preguntamos: ¿Quién tuvo la culpa de esta escisión? Las raíces se remontan al Concilio de Constanza (1415). En aquella época había tres papas. En ese momento, en Praga predicaron el arrepentimiento los predicadores Konrad Waldhauser, Jan Milic y Jan Hus. El maestro Jan Hus fue una voz profética contra los prelados corruptos y contra los sacerdotes y religiosos inmorales. No dudaron en vengarse de él cometiendo perjurio para deshacerse del predicador inconveniente del arrepentimiento. Fue absurdamente declarado hereje y quemado en la hoguera. Su voz profética fue silenciada y así se sofocó el avivamiento espiritual de la Iglesia que hubiera podido producirse a través del verdadero arrepentimiento.

Todos los documentos relacionados con el monstruoso juicio en Constanza se dieron por «perdidos». Sin embargo, en el Concilio también había una delegación checa. Petr de Mladonovice, testigo ocular, dio un informe directo sobre el juicio orquestado hasta los últimos momentos de la vida del mártir Jan. Antes de ser quemado, el maestro Jan Hus hizo su última confesión: «Dios es mi testigo de que las cosas que se me atribuyen falsamente y de las que me acusan los testigos falsos, nunca las he enseñado ni predicado. … Y en esta verdad del evangelio que enseñé y prediqué de acuerdo con los dichos e interpretaciones de los santos doctores, estoy dispuesto a morir hoy». También se han conservado las cartas de Hus desde la prisión, incluidas las que escribió poco antes de su muerte y en las que expresaba la pureza de la fe católica, la devoción a la Santísima Virgen y la necesidad de conversión y santidad del clero.

Cien años después, Dios permitió que otro predicador, Martín Lutero, alzara su voz en Alemania. Lutero, sin embargo, ya abolió el sacerdocio, la santa misa y la confesión, y rompió radicalmente con el papado. Hoy podemos decir con certeza: si no se hubiera impedido la verdadera reforma del sacerdocio, que Jan Hus predicó con la palabra y el ejemplo, la Iglesia habría permanecido indivisa. Entonces podrían haber venido cien Luteros dentro de cien años, y nadie los habría seguido. La culpa del cisma no es de Lutero, sino de los prelados libertinos, notoriamente reacios a arrepentirse.

Historia est magistra vitae: la historia es maestra de la vida. Hoy nos enfrentamos a dos opciones. O se conservará la falsa unión con la apostasía del Vaticano y el archihereje Bergoglio, o se romperá con este sistema de apostasía, lo que conducirá a la salvación. Los obispos que se separarían podrían entonces reconocer la elección extraordinaria del verdadero papa llevada a cabo en condiciones extraordinarias. El papa ya no estará obligado a estar presente físicamente en el Vaticano. Esta será la verdadera Iglesia católica con un papa legítimo y con doctrina ortodoxa que asegure la salvación. En contraste con eso, la secta bergogliana arrastrará almas a la anti-Iglesia global de la Nueva Era, o la sinagoga de Satanás.

Los herejes y los pecadores impenitentes endurecidos permanecerán en unión oficial con el pseudopapa impenitente y su red homosexual. No obstante, muchas personas que han sido engañadas, después de despertar, tendrán la oportunidad de unirse a la verdadera Iglesia católica bajo el liderazgo de un verdadero vicario de Cristo. Esta verdadera Iglesia será perseguida por el espíritu de este mundo y el gobierno global. Tarde o temprano se verá obligada a existir solo como una Iglesia clandestina.

La anti-Iglesia bergogliana de la Nueva Era creará la unión con los cultos paganos, que adoran a los demonios, y será privilegiada. Así, los verdaderos católicos solo pueden esperar el tiempo de las catacumbas. Todos los cristianos sinceros deben estar listos para la persecución o incluso el martirio. Es necesario prepararse para ese tiempo por venir. ¿Cómo? Hay que convertirse verdaderamente y aceptar tales condiciones de vida espiritual para poder perseverar en este dificilísimo período de pruebas y salvar el alma.

En primer lugar, los cristianos deben arrepentirse. ¿Cómo? Tienen que abrazar el camino de la ortodoxia y la ortopraxis. La ortodoxia representa la doctrina ortodoxa así como la separación de herejías, especialmente del modernismo, el sincretismo y el bergoglianismo.

Ortopraxis en la práctica: seis medios para renovar al individuo y a la Iglesia (una explicación más detallada: http://vkpatriarhat.org/es/?cat=193)

1) Oración familiar: Incluid una hora fija de oración en vuestro horario diario. Lo ideal es que sea la llamada «hora santa» de las 8 p. m. a las 9 p. m. Esta hora de oración fortalecerá a las familias católicas, a los cónyuges y padres e hijos. La presión extrema del espíritu del mundo a través de Internet, y especialmente a través de los teléfonos inteligentes, consume la mayor parte del tiempo libre. La vanidad y el espíritu del mundo distraen así a muchos de las verdades esenciales que conducen a la salvación y de la comunicación con Dios en la oración. Es por eso por lo que necesitamos un horario fijo de oración.

2) Oración de las horas: Es necesario hacer una breve parada cada tres horas durante el día, a saber, cuando nos levantamos alrededor de las 6 a. m., luego a las 9 a. m., 12 m., 3 p. m., 6 p. m. y 9 p. m., y antes de acostarnos. Especialmente a las 9 a. m., 12 m. y 3 p. m., cuando la mayoría de la gente está en la escuela o en el trabajo, a menudo no es posible mantener la hora fija de la oración. Durante la parada de oración, hacemos un breve acto de contrición perfecta, invocando el nombre de Dios con la mirada fija en las llagas de Cristo, y luego recitamos tres veces un versículo de las Escrituras que cambia cada dos semanas.

3) Guardias de oración: ¡Es necesario establecer guardias de oración! Cada cuatro semanas, además de la oración diaria de una hora, cada persona también debe mantener una guardia de oración individual de una hora.

4) Día del Señor: Adoptad para este día el programa según la práctica de los primeros cristianos en Jerusalén: 1) oración, 2) enseñanza de los apóstoles, es decir, la palabra de Dios transmitida en el espíritu de los apóstoles, 3) comunión fraterna, koinonía, y 4) asistencia a la misa. En caso de fuerte represión o persecución de los verdaderos cristianos, donde no será posible que un sacerdote católico ortodoxo celebre la misa, los fieles podrán vivir la misa espiritualmente. Pueden hacerlo incluso ahora si su sacerdote promueve el bergoglianismo. Los fieles están exentos de asistir a una misa donde el Espíritu de Cristo ha sido sustituido por el espíritu del anticristo.

Práctica comprobada de la celebración del séptimo día: (http://vkpatriarhat.org/es/?cat=47)

Comenzamos el sábado por la noche a las 9 p. m. con una hora de oración contemplativa y canciones relacionadas con la resurrección de Cristo y la nuestra.

El domingo por la mañana de las 5 a las 7 a. m., reflexionamos en oración sobre los eventos específicos relacionados con la resurrección de Cristo.

Luego también reflexionamos durante una hora sobre las verdades relacionadas con la recepción del Espíritu Santo.

Sigue la santa misa, de la participación en la cual uno queda exento y puede vivirla solo espiritualmente de acuerdo con las instrucciones (v. archivo adjunto).

Entonces hay tiempo para el compañerismo. Los fieles acuerdan un tiempo conveniente para reunirse. Donde hay una comunidad grande, los hombres deben dividirse en grupos de cuatro a siete. Aquí se animan mutuamente en la fe, se enseñan y se aconsejan unos a otros, y comparten su experiencia práctica de la crianza de los niños o cómo vivieron por fe durante la semana pasada. Las mujeres deberían formar grupos similares.

5) Día de luna nueva, el llamado sábado de Fátima: Además de la celebración del séptimo día, la Biblia también menciona el ritmo de un día del mes dedicado a Dios, la llamada luna nueva. Debería ser un día de penitencia siguiendo el modelo del primer sábado del mes, llamado sábado de Fátima. Los hombres rezarían juntos en grupos de cuatro a siete. ¿Cómo deben orar? Durante la primera hora, cada uno puede confesar sus pecados en voz alta y luego expresar su agradecimiento personal y súplicas con sus propias palabras. Luego pueden rezar el rosario o vía crucis. También es bueno reflexionar sobre las siete últimas palabras de la cruz; esta oración dura dos horas y veinte minutos.

También pueden elegir otra opción, a saber, la oración de quitar la montaña según Mc 11, 23, que dura aproximadamente media hora, la oración profética según Ezequiel 37 de una hora y media, y dos horas más de algunas otras oraciones. No conviene sustituir la oración personal e interior por el rezo del breviario o la liturgia de las horas. Es importante que los participantes del sábado de Fátima hagan el sacrificio de cuatro horas de oración por causa de Dios y por el bien de sus almas.

Si pasas cuatro horas en Internet o en las redes sociales, parece un minuto. Pero en la oración al principio un minuto parece una hora. Esto también es una forma de sacrificio: luchar en oración para despojarse del espíritu del mundo y entrar en la presencia de Dios, excavando un pozo artesiano en las profundidades espirituales de tu alma. En ambiente de oración, el alma se abre al Espíritu de Dios y entonces también está dispuesta a crear la comunión fraterna. Sin las cuatro horas de oración, la reunión sería superficial. Lo que se dice aquí se basa en la experiencia.

El sábado de penitencia es de gran importancia para todo el mes en curso hasta la próxima luna nueva, porque es una fuente insustituible de la gracia, protección y bendición de Dios.

Fuera del tiempo de oración y de compartir después de la oración, es apropiado que alguien presente una breve reflexión sobre el arrepentimiento basada en la palabra de Dios. A continuación, el grupo puede proceder a un debate, pero no debe desarrollarlo tanto como para perturbar el programa de oración. La prioridad del sábado penitencial son cuatro horas de oración.

Esta es la luna nueva bíblica, o sábado de Fátima, apropiada para los hombres de hoy.

6) Año sabático: el programa para sacerdotes: Sería ideal si los sacerdotes diocesanos se dividieran en siete grupos y cada grupo viviera el desierto espiritual en un año diferente. Pasarían el año sabático en grupos de cuatro a siete sacerdotes en un monasterio medio vacío u otro edificio eclesiástico. Aquí, según su programa, se dedicarían principalmente a la oración y a la palabra de Dios, como subrayaron los apóstoles (Hch 6).

También se esforzarían por lograr una verdadera comunión fraterna y, por lo tanto, por ser purificados profundamente de propio ego y del poder del mal y la mentira, vinculado al pecado original en el hombre. Seguirían el camino de purificación, iluminación y unión, como lo llaman muchos santos.

Como primer paso, al menos un grupo de cuatro a siete sacerdotes podría comenzar en cada diócesis, incluso a costa de una concesión, a saber, que tendrían que interrumpir el tiempo de desierto espiritual los domingos y celebrar la misa dominical para los fieles.

Este año sabático es la oferta de Dios para la renovación espiritual del sacerdocio y de la Iglesia. El que sea capaz de aceptarlo, que lo acepte.

Conclusión:

Alguien podría objetar que estas exigencias de la ortopraxis son insoportables para el hombre moderno. Pero preguntamos: ¿No es insoportable dedicar largas horas a Internet, al teléfono inteligente o a los medios de comunicación todos los días? El profeta Jeremías dice: «Se fueron tras la vanidad, y se volvieron vanos». ¡Pero aquí está en juego la salvación del alma inmortal! ¡Ojalá al menos las personas consagradas despierten de la vanidad y de las ilusiones a la realidad, que es la muerte, el juicio de Dios y la eternidad! Estimados obispos, sacerdotes y religiosos, ¡sed los primeros en iniciar el renacimiento espiritual y empezad por vosotros mismos! El fruto de vuestro paso de fe será la renovación interior de la Iglesia. ¡Os espera una merecida recompensa en el cielo!

 

+ Elías

Patriarca del Patriarcado católico bizantino

+ Metodio OSBMr         + Timoteo OSBMr

obispos secretarios

 

4 de julio de 2022

 

Descargar: El PCB: Ortodoxia y ortopraxis: los medios para renovar la Iglesia (04-07-2022)

 

 

 

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